Localizado justo a un costado del jardin de las rosas (Guillermo Prieto #176, Centro Histórico, Morelia).
Es una casona de cantera, como la mayor parte del centro histórico. Inagurado el 11 de Agosto de 1986, apesar de los años que lleva este, no es transcurrido. 

Al entrar logras ver una ''Droguería'' que eran farmacias en siglos pasados, ésta en particular era  ''Mier''. Siguiendo adelante, el museo se divide en tres secciones: Arqueología, Historia y Etnología de Tarascos. Lo cual para nosotros debe ser parte fundamental de nuestro conocimiento, ya que son nuestras raíces michoacanas. 

Adentrándonos en el museo pudimos observar, cómo se desarrollaba la población en los ámbitos económicos, las actividades productivas que se trabajaban, cómo cambia su vida a través de los conquistadores, que como se sabe cambian radicalmente las creencias y costumbres. Algunas de las tradiciones que se plasman en el museo son los famosos Toritos de petate, que tras una ardua
investigación se sabe que estos provienen de los esclavos africanos que vinieron a Michoacán, esta tradición actualmente se ha desfigurado y traído consigo violencia.

Los dulces regionales.
El membrillo, fruto originario de Asía era consumido por españoles con azúcar, es ahí cuando se trae a México y en Michoacán, fue Vasco de Quiroga quien comienza a trabajar en ésto con los nativos. Ya que en esta región se producen demasiadas frutas, por lo que contamos con una gran cantidad de ates de diferentes sabores.

Los huaraches.
Este término viene de la palabra ''Kwarachi'' de la lengua purépecha. Este calzado fue introducido en la llegada de los españoles, estos se han asociado a los campesinos aunque en la actualidad cualquier individuo los utiliza. 

En cada sala hay objetos, instrumentos, joyería prehispánica, entre otras cosas que a simple vista son asombrosas por la manera meticulosa en las que están hechas, pero cuando lees un poco más de ellos, ya que cada sección cuenta con información a más detalle de cada elemento del museo, el asombro incrementa y es como espectador que te das cuenta lo difícil que es creer que ésto exista y no se le de el valor que merece.
Los michoacanos contamos con una gran historia que debemos como ciudadanos conocer y promover. 

La entrada es gratuita.